Hace mucho tiempo existía una compañía que se llamaba Palm Inc, famosa por potenciar a mediados de la década de los dos miles el mercado de las PDAs, las abuelas de los smartphones contemporáneos.
Palm tenía un eslogan que definía claramente su planteamiento: La mejor aplicación es aquella que hace justamente lo que debe hacer. Ni más ni menos.
Hoy en día existe una cantidad de aplicaciones, sistemas, programas y herramientas como no ha habido nunca en el mundo moderno. Estamos en el auge de la sociedad digital y nos enfrentamos a un cambio de paradigma: la informática lo debe hacer todo.
- ¡Con Big Data lo podemos hacer todo!
- ¿Puede Big Data hacerme un café?
- ¡Claro! Hacemos un análisis de cómo está compuesto el café que te gusta, enriquecemos con datos, aplicamos algoritmia de inteligencia artificial y luego enviamos un pedido con la mezcla exacta a la tienda gourmet para que te lo hagan llegar a casa, que lo reciba tu asistente digital y ordenamos a la cafetera que te lo prepare con una app del móvil.
- … O puedo simplemente darle al botón de la cafetera con un Lungo, que ya me gusta.
- Qué poco digital que eres…
Efectivamente, confundimos muchas veces el que se pueda hacer casi cualquier cosa hoy en día a nivel digital con que realmente por ello deba realizarse en pos de una supuesta comodidad mayor y un ahorro de tiempo.
Cuando realizamos proyectos informáticos pasa algo parecido: siempre se quiere cubrir casos excepcionales que quedan en ese 20% que las herramientas no cubren fácilmente… O directamente no cubren. Y ahí comenzamos a tener problemas de falta de satisfacción por parte de clientes, decepción por parte de fabricantes y enfados por parte de responsables de los integradores.
¿Significa esto que debemos cortar nuestras aspiraciones de tener un sistema que cubra el 100% de lo que necesitamos? Pues no. Sí que significa que a veces la relación coste-beneficio-complejidad es mala para un determinado porcentaje que, además, en muchos casos la experiencia indica que es poco útil (comparativamente) o mínimamente usado.
En TSD usamos el sentido común y nuestra experiencia tecnológica para advertir a clientes de cuándo están forzando las máquinas (literalmente), gestionando adecuadamente los alcances de los proyectos de cara a que sean un éxito para todos.
- ¡Pero para eso utilizáis Big Data!
- También…